martes, 3 de julio de 2012

Juramento del juego de pelota, ejemplo de organización civil


Para hacer frente a la situación de crisis económica y social padecida por la nación francesa, el rey Louis XVI convocó a la reunión de los Estados Generales, organismo que no se congregaba desde 1614.
Los Estados generales empezaron sus sesiones el 5 de mayo de 1789 en el palacio de Versalles; en esa reunión, el entusiasmo general se transformó en indiferencia cuando el rey declaró que la misión esencial de la asamblea debía constituir en el arreglo de las cuestiones financieras y que no se permitirían innovaciones que afectaran los principios de la monarquía. El discurso evidenció que las solicitudes de la población no serían atendidas y que los buenos propósitos del rey y de su ministro Nécker habían cambiado ante la influencia de las clases privilegiadas.
Frente a esta situación, los representantes del tercer estado decidieron invitar a los diputados del clero y la nobleza para formar con ellos una Asamblea que pudiese considerar todos los asuntos planteados por los cuadernos de peticiones y resolverlos mediante un sistema de votación individual 
La iniciativa del tercer estado fue rechazado por los diputados de la nobleza y provocó un conflicto que se prolongó durante cinco semanas. Finalmente, el 17 de junio de 1789, los diputados del tercer estado y muchos del clero resolvieron constituirse en Asamblea Nacional por entender que representaban más del noventa por ciento de la nación y declararon que actuarían con la colaboración de los demás o aún sin ella.
El rey se dispuso a anular la acción de la Asamblea y ordenó clausurar la sala de sesiones; al día siguiente la Asamblea decidió trasladarse a un pabellón vecino destinado al juego de pelota.






Los miembros integrantes de la Asamblea, reconocidos como verdaderos representantes del pueblo francés, manifestaron su rechazo hacia las caducas y corrompidas instituciones de gobierno y proclamaron un juramento histórico.


"Juramos jamás separarnos de la Asamblea Nacional y reunirnos allí donde las circunstancias lo exijan, hasta que la constitución del reino esté establecida y apoyada sobre fundamentos sólidos; y que, al prestarse el dicho juramento, todos los miembros y cada uno de ellos en particular confirmarán por su firma esta resolución inquebrantable."


Ante esta enérgica actitud, el rey resolvió que los representantes de la nobleza y del clero se incorporasen a la Asamblea. Poco tiempo después, ésta adoptó el nombre de Asamblea Nacional Constituyente y designó una comisión para redactar la Constitución.
La creación de la Asamblea nacional constituyó el primer acto revolucionario y proclamó en los hechos la soberanía de la nación ya que no se reconocía la autoridad del rey para disolverla.

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